El gran lienzo de la fachada de esta magnífica casa situada en la calle Real, número 88, muestra una elegante simetría; tres cornisas lo dividen horizontalmente en cuatro parte, correspondientes cada una de ellas a las plantas con las que cuenta edificio incluida la azotea. La planta baja presenta cinco vanos en posiciones simétricas: uno, en el centro, constituye la entrada de la casa, adornado con una fina y elegante chambrana cuya geometría recuerda a la de las puertas de los balcones de la plaza del Rey; los otros cuatro, dos a cada lado de la entrada, corresponden a locales comerciales que se adaptan perfectamente al estilo del edificio sin dañar la armonía del conjunto. El mismo número de vanos aparecen en la primera planta, pero esta vez ceden su protagonismo a dos grandes cierros abiertos y un largo balcón central al que se accede por tres puertas; aquí la sobria y elegante decoración de las rejas resaltan el gran tamaño de los cierros y la longitud del balcón (ver fotografía superior).
El esquema se vuelve a repetir en la segunda planta, pero esta vez el arquitecto diseñó solo dos puertas que sirven para acceder a sendos pequeños balcones, el resto son tres ventanas situadas sobres rectángulos decorados formando así falsos balcones. Esta solución proporciona elegancia y vistosidad a la segunda planta de la misma forma que las enormes rejas dan majestuosidad a la primera. Finalmente, una gran cornisa da paso al conjunto almenado que ha sido mostrado en la primera parte del artículo. En definitiva, un edificio de trazos elegantes que para mi gusto es uno de los más representativos y bonitos de arquitectura de La Isla.
El gran lienzo de la fachada de esta magnífica casa situada en la calle Real, número 88, muestra una elegante simetría; tres cornisas lo dividen horizontalmente en cuatro parte, correspondientes cada una de ellas a las plantas con las que cuenta edificio incluida la azotea. La planta baja presenta cinco vanos en posiciones simétricas: uno, en el centro, constituye la entrada de la casa, adornado con una fina y elegante chambrana cuya geometría recuerda a la de las puertas de los balcones de la plaza del Rey; los otros cuatro, dos a cada lado de la entrada, corresponden a locales comerciales que se adaptan perfectamente al estilo del edificio sin dañar la armonía del conjunto. El mismo número de vanos aparecen en la primera planta, pero esta vez ceden su protagonismo a dos grandes cierros abiertos y un largo balcón central al que se accede por tres puertas; aquí la sobria y elegante decoración de las rejas resaltan el gran tamaño de los cierros y la longitud del balcón (ver fotografía superior).
El esquema se vuelve a repetir en la segunda planta, pero esta vez el arquitecto diseñó solo dos puertas que sirven para acceder a sendos pequeños balcones, el resto son tres ventanas situadas sobres rectángulos decorados formando así falsos balcones. Esta solución proporciona elegancia y vistosidad a la segunda planta de la misma forma que las enormes rejas dan majestuosidad a la primera. Finalmente, una gran cornisa da paso al conjunto almenado que ha sido mostrado en la primera parte del artículo. En definitiva, un edificio de trazos elegantes que para mi gusto es uno de los más representativos y bonitos de arquitectura de La Isla.
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