La mayoría de los pretiles de los edificios sin almenas tienen largas cartelas horizontales separadas por pilastras (ver fotografías). El hecho de que sean pilastras y no pilares y, además, que carezcan de un cuerpo superior que constituya un adorno –copa u otro objeto- es lo que precisamente confiere al edificio la característica de no poseer almenas (1). Como se muestra en los ejemplos estudiados, las pilastras pueden ser lisas o llevar un motivo decorativo más o menos elaborado (ver fotografías superiores). Mención aparte merece la decoración de los trozos de pretiles curvos de las esquinas que pueden variar desde una elaborada decoración en relieve hasta ser completamente lisos (ver fotografías inferiores).
En la última de las fotografías inferiores se da cuenta de un hecho algo insólito según el cual hay una única almena en la “Casa de la Marquesa”, que se halla medio embutida en un muro. En principio, esa almena no debía estar ahí, pero su existencia permite elucubrar sobre si originalmente el edificio tenía almenas –entonces, sería del estilo híbrido al que no hemos referido en la primera entrada de esta serie -, o bien, estas se proyectaron en un primer diseño y sólo una se llego a construir. De cualquiera de las maneras, el edificio en su forma actual tiene todas las características de una casa sin almenas, constituyendo un hecho extraño y singular la existencia de esa almena “solitaria”.
(1) Sería motivo de debate el tema de si los pilares, aun poseyendo un adorno (generalmente en forma de copa), deben superar la altura del pretil para ser considerados almenas. En este blog, desde el comienzo, se ha considerado “almena” a un pilar con adorno, independientemente de que su altura sobrepasara o no la del pretil. (Ver, por ejemplo, la entrada de 23 de septiembre de 2010 dedicada al edificio de “La Salle”, al que volveremos en su momento).
Buen trabajo Paco!!! Un beso!!!
ResponderEliminarMuchas gracias María José. Besos.
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