La fachada del edificio que actualmente alberga la Comandancia General de la Infantería de Marina, que siempre será para los isleños “Capitanía”, tiene un carácter singular debido a que su estilo es diferente al de cualquier otro de San Fernando. Esta casa palacio se encuentra en la calle Real, y la impresión general que nos da cuando la contemplamos es que nos hallamos ante algo distinto: un gran balcón central muy horizontal y algo destartalado que sobresale considerablemente del lienzo de la fachada y contrasta con los demás, mucho más pequeños, y que aparecen incluso en la planta baja –hecho insólito en San Fernando-; barandales de mampostería con un estilo un tanto extraño; carencia absoluta de rejas -las actuales son añadidos relativamente reciente-… En fin, todo es diferente hasta que se llega a la parte superior. Entonces, aparecen una cornisa y un pretil con almenas y Capitanía adopta las características de una casa grande de La Isla, con la única particularidad de incluir en el centro de la fachada un frontón barroco con un escudo con las armas de Castilla y de León. Este escudo siempre ha sido un enigma para mí; no tiene los distintivos monárquicos de la corona real y las flores de lis, tampoco tiene ningún símbolo que lo relacione con el régimen anterior y, por supuesto, ni pensar en nada que tenga que ver con el escudo republicano –de ser así, hace tiempo que hubiera sido retirado-.
Pero este es otro tema, centrémonos en el aquí nos concierne: las almenas. Observamos que nos encontramos con otro ejemplo caracterizado por pilares de pequeña talla con ornamentos de gran tamaño sobre ellos. La forma de los pilares ya nos es conocida –son del tipo básico, formado por prismas cuadrangulares (G0RECT)-, pero en este caso la altura es incluso menor que la longitud del lado de su sección cuadrada. En contraste, cada pilar sustenta una copa de cerámica de grandes dimensiones con forma de cáliz, de carácter austero al carecer de cualquier tipo de accesorios (tapa, asas) o adornos. En la actualidad, la mayoría presentan largas grietas. Creo que el conjunto resulta proporcionado y tengo la convicción de que en este edificio no serían apropiadas unas almenas muy altas. Sin embargo, también soy de la opinión que unas copas algo más sofisticadas estarían más en consonancia con los relieves que se pueden observar en la fachada del edificio. Decir, finalmente, que los enormes huecos abiertos en la fachada para que los coches de las autoridades militares estacionaran en la puerta de Capitanía se hicieron rematadamente mal y sin la más mínima consideración respecto al estilo del edificio. Esto tendría arreglo sin en este país se hicieran las cosas medianamente bien.
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